Se cumplen dos años de la desaparición de Maira Benítez
Su madre, la incansable luchadora Antonia Morán, escribió una carta.
Se cumple este 17 de diciembre, dos años de la desaparición de Maira Benítez en Villa Ángela.
La causa, dio varios giros hasta que finalmente en noviembre fue elevada a juicio. En marzo de 2019, los detenidos por su desaparición serán juzgados por «homicidio», a pesar de que nunca se encontró el cuerpo de la joven.
En el juicio, serán juzgados los imputados Rodrigo Germán Silva, su padre Catalino Abel Silva, Luis Cirilo Coria, Héctor Gabriel Cáceres y Magdalena Belén Ledesma por “facilitación de la prostitución, homicidio simple y encubrimiento agravado”.
El requerimiento fue hecho por la fiscal de Investigaciones de Villa Ángela, Gisella Oñuk, que lleva la causa desde el comienzo.
Los dos Silva que son padre e hijo estaban imputados por el delito de privación ilegítima de la libertad, pero en agosto de este año la Fiscalía cambió la calificación a “homicidio simple en grado de coautoría”.
Por su parte, a Cáceres, Coria y Ledesma se les atribuyó el delito de “encubrimiento agravado”.
LA CARTA DE ANTONIA
Todas las tardes salimos al patio, Brisa juega con sus juguetes y a veces con los perros. Es inquieta, pregunta mucho, es una niña que realiza preguntas típicas de su edad, llenas de porqués. A veces me dice mamá, le cuesta acordarse de su madre. Yo no me olvido de mi hija, no lo puedo hacer, porque no quiero. No quiero olvidarme y no quiero que las personas se olviden de mi hija, de lo que mi hija representa.Hace unos días, en una inentendible decisión, la justicia liberó a unos de los cómplices de la desaparición de mi hija. Una decisión injusta porque él podrá pasar las fiestas con su familia mientras hace dos años que yo no lo puedo hacer con mi hija. Es injusta, también, porque Cáceres sabe dónde está mi hija y se llama a silencio, especulando con que a mi hija nunca la van a encontrar y que su condena, por eso mismo, puede ser mitigada. Y no sólo eso, la libertad a Cáceres es el aval de ese pacto de silencio, liberarlo es un acto de injusticia. Como también lo es el hecho de que las hermanas Ledesma, cómplices de Rodrigo Silva, se mantengan en libertad. Entonces, ¿qué representa mi hija? Representa la injusticia porque, aunque se los condene eternamente, si mi hija no aparece es injusto. Algo falló, la investigación, la búsqueda, los allanamientos, las hipótesis, algo no funcionó.
Entienda usted que quien escribe esto, vive diariamente con la angustia de un faltante. Ese faltante es una parte de mí, una parte de mi historia, de la historia de su hija Brisa, pero la injusticia, tarde o temprano, nos toca a todos.

